El príncipe llegó al castillo de Bobastro el domingo 20 Muharram (15 de marzo del 928). Entró en la ciudad, la recorrió en todos los sentidos y comprendi´aojos vistas que, por su posición dominante, sus defensas, su elevación y su aislamiento de las otras montañas, tal plaza no tenía par en el mundo por la inexpugnabilidad y la extensión de su solar. Realizó por ello acciones de gracias a Alá, que le había permitido y facilitado la conquista de la fortaleza. Tomó las medidas necesearias para la edificación de una ciudadela tan bien fortificada y reparada como n8inguna otra. Hizo exhumar los cadáveres de Umar ibn Hafsón y de su hijo y, abiertas sus tumbas, se los halló tumbados sobre la espalda, según la práctica cristiana. Todos los juristas que participaron en la expedición de al-Nasir (Abderramán III) vieron las tumbas y atestiguaron que los dos habían muerto en la fe cristiana.
Bayan al-Mugrib
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