TESTAMENTO DE ALFONSO I DE ARAGÓN (1131)


“Yo Alfonso, rey de los aragoneses, pamplonenses, sobrarbenses y ribagorzanos (…) resolví en mi ánimo ordenar cómo ha de quedar el Reino que me concedió dios, mis posesiones e intereses (…) Asimismo para después de mi muerte dejo por mi heredero y sucesor al Sepulcro del Señor, que está en Jerusalén, y a los que lo guardan y conservan, y allí mismo sirven a dios. Y al Hospital de los pobres que hay en Jerusalén; y al templo del señor con los caballeros que allí vigilan para defender el nombre de la cristiandad (Orden del Temple-Templarios). A estos tres concedo todo mi reino (…) para que ellos lo tengan y posean por tres terceras partes iguales.”

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