EL COMERCIO DE ESCLAVOS EN AL ANDALUS


Se ha hablado mucho de las razas, estampas y naturaleza de los esclavos, de lo que conviene a cada clase, haciendo toda suerte de discursos sobre el particular. Dicen que la sierva beréber (es la ideal para proporcionar) voluptuosidad, la rumiyya, para el ciudado del dinero y de la alacena, la turca para engendar hijos valerosos, la etíope para amamantar, la mequí para el canto, la medinesa por su elegancia y la iraquí por lo incitante y coqueta.
En cuanto a los varones, el hindú y el nubio (son apreciados) como guardianes de las personas y bienes, el etíope y el armenio para el trabajo y el servicio, produciendo beneficios (a su dueño), el turco y el eslavo para la guerra y cuanto requiere valor.
Las bereberes son de natural obediente, las más diligentes (se destinan) al trabajo, las más sanas para la procreación y el placer y las más bonitas para engendrar; les siguen las yemeníes a quienes se parecen las árabes. Los nubios suelen ser de natural obedientes a sus amos, como si hubieran sido creados para la esclavitud, pero son ladrones y poco de fiar. Las hindúes no soportan la humillación, cometen los mayores crímenes y se mueren con facilidad. Las etíopes tienen la naturaleza más dura que Allah haya creado y son las más sufridas para las fatigas, pero les hieden las axilas, lo cual generalmente impide que se las tome. Las armenias son bellas, avaras y poco dóciles al hombre. (...)
Uno de los fraudes más famosos y tretas conocidas (de los vendedores de esclavas) estriba en que tienen unas mujeres arteras (astutas), de belleza sin par y admirable hermosura que dominan la lengua romance y parecen rumíes (creyentes). Cuando comparece alguien que no es del lugar y les pide una hermosa esclava recién importada de los países cristianos, (el comerciante) se compromete a encontrársela pronto (...) Mientras tanto, el comerciante se ha preparado un cómplice (que responda) de la identidad de la esclava, asegurando que es su dueño, quien tiene que recibir su importe y demuestra con documentos que la ha comprado en la Marca Superior. El cliente paga a gusto un elevadísimo precio porque es recién importada y quiere llevársela (inmediatamente). En cuanto se ha cerrado el trato ambos (cómplices) se reparten el importe con la esclava.

AL-SAQATI, "Kitab fi adab al-hisba",

El valor de los esclavos variaba según su raza, su procedencia y sus habilidades. En el año 912 se pagaban las siguientes cantidades en un mercado:
– Por un negro: 200 dirhams de plata.
– Por una muchacha negra procedente de Nubia: 300 dinares de oro.
– Por una muchacha blanca sin ilustración: 1 000 dinares de oro.
– Por una cantora: 14 000 dinares de oro.
La importancia del comercio de esclavos se aprecia al saber que en la Corte de Abd al-Rahman III había 3 750 esclavos, su harén contaba con 6 300 mujeres esclavas y su ejército con 13 750 esclavos.

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