El movimiento obrero en la segunda mitad del XIX se va a escindir en dos corrientes ideológicas principales: El socialismo y el anarquismo. El anarquismo tiene como principio básico el rechazo de toda autoridad, salvo la de la razón de cada persona. El anarquismo defiende rabiosamente la libertad del individuo y el valor de la acción individual de estos. Pero los individuos no tienen libertad por culpa del estado. Para los anarquistas el poder es fuente de corrupción (el ser humano es bueno por naturaleza) , por lo tanto el pueblo no debe conquistarlo, sino que tiene que destruirlo. Desde esta perspectiva lalucha política y la formación de partidos es inútil y estéril.
El anarquismo se organiza solo en el contexto de la lucha sindical. La huelga revolucionaria espontánea de las masas de campesinos y trabajadores industriales destruirá el orden capitalista y dará paso a una nueva sociedad que se construya enteramente desde abajo.
La corriente más importante es la bakuninista que defendía la destrucción del aparato estatal y la configuración de comunas, libres e independientes unas de otras, pero con la posibilidad de asociarse, en donde los medios de producción (tierra y herramientas) sean de todos, cogiendo cada uno lo que necesite para su trabajo. Para Bakunin los productos de este trabajo no son comunes, y esto es una de los elementos de discusión con otras corrientes. La mayor parte de los anarquistas son ateos radicales y anticlericales. Pero en si la ideología no es contraria a la existencia de creencias religiosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario