Javier Acebo, dirigiéndose al público en un momento de la presentación del libro de Andrea Felisa Pascual. / El Adelantado
El centro cultural “Santo Domingo” acogió el pasado sábado la presentación del libro “Dos niños príncipes franceses cautivos enCastilla (1526-1530)”, del que es autora Andrea Felisa Pascual.
Esta autora da a conocer numerosos datos —hasta ahora inéditos— sobre la estancia en Castilla de los hijos de Francisco I de Francia. El rey los había entregado como rehenes a Carlos V, a cambio de su propia libertad, después de ser derrotado por las tropas del emperador en la batalla de Pavía en 1525.
El pequeño delfín Francisco y su hermano Enrique, duque de Orleans, tenían ocho y siete años cuando llegaron a Castilla. Vinieron acompañados de un numeroso séquito de dignatarios y sirvientes. El rey francés incumplió los compromisos contraídos con el emperador en el Tratado de Madrid y eso alargó la estancia de los niños en diversas fortalezas de Castilla: Villalba de los Alcores, Ampudia, Villalpando, Berlanga oCastilnovo. Finalmente estuvieron casi un año recluidos en el castillo de Pedraza.
Pusieron fin al cautiverio la abuela paterna de los niños, Luisa de Saboya, y la tía del emperador, Margarita de Austria, al promover la Paz de las Damas en 1529. Pero el regreso de los príncipes a Francia y su canje por una montaña de oro en el río Bidasoa no fue inmediata ni sin contratiempos.
Si las piedras de los castillos donde estuvieron retenidos los príncipes, o prisioneros los componentes del séquito (Medina del Campo, Arévalo, Atienza, Villalpando) son mudos testigos de este retazo de sus vidas, los documentos del siglo XVI conservados en diversos archivos de España y también de Francia han permitido poner de manifiesto la trama de tan desconocida historia.
Este pequeño libro de Andrea Felisa Pascual, de ágil lectura, aporta además amplia documentación científica para los amantes de la historia de Castilla.
La autora, al no poder asistir al acto de presentación de su libro, envió un texto para ser leído en el trascurso del mismo, describiendo los motivos que la impulsaron a indagar en esta historia y el laborioso proceso de investigación en archivos y bibliotecas de España y Francia. En dicho discurso insistió en la satisfacción que tuvo al poder leer cartas manuscritas que se escribieron hace cinco siglos, lo que la permitió descubrir qué personalidades del Gobierno francés viajaron hasta Pedraza para ver a los niños. De igual forma, la investigadora también hizo referencia a una carta del emperador Carlos V, escrita en 1529 en Palamós, en la que cita por tres veces la palabra ‘Pedraza’, y varias cartas, hasta ahora desconocidas, del emperador a los Fernández de Velasco, señores de la villa de Pedraza durante siglos.